Tenía 17 años y creía que uno más gordito que corría a mi lado iba a echar hasta su primera papilla. Con cada zancada que daba se le movía tanto el cetme que pensaba que de un momento a otro se le escaparía de las manos y nos metería a cualquiera un buen porrazo. A mí, estaban a punto de salirme los ojos de las cuencas, pero ya faltaba poco para terminar la sesión de instrucción. Después de una ducha común y de fijarnos en quien la tenía más pequeña, ¡a la cantina!, que hoy no toca paseo. Unos litros de calimocho, unos cuantos petardos, pasando de la cena y después del toque de retreta, a seguir el cachondeo en las literas.
Con el toque de diana la cosa no cambiaba mucho, petardo mañanero y al hangar nº 4, a ver como los suboficiales se lo montaban para pasar la jornada. La construcción de fichas para damas con el rabo de una escoba, era alguno de los laboriosos trabajos que urdían sus ingeniosas mentes. Un petardo pacer boca y a comer. Charleta con los colegas y a preparase que hoy si me toca paseo. Me voy pitando que quedao con "El modes" pa pillarle unas posturas (de alguna manera tendré que continuar con mi carrera hacia la madurez).
El ejército español me estaba convirtiendo en todo un hombrecito.
2 comentarios:
joer macho, soy el que puso el comentario en el Rayao...estoy flipando con tu blog... yo creo que hasta nos conoceremos y tó fíjate.... yo estuve currando en Los Llanos por eso vivía en "Harvad"cete... y al Modes ni te cuento sabesss? al Saxo cada poco a cogerle alguna "posturica"... me ha hecho mogollón de ilusión encontrar tu blog tio.... Qúe años más buenos aquellos en Harvard mecagontó.... quien los volviese a pillar... Yo vivía cerca del Eros (cafeteria) te suena? en concreto en Antonio Machado, enfrente del bar Jesús
un saludazo tio
Seguro que nos conocemos, te he contestado en la entrada "100 talegos".
Saludos.
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