Artistas como Robert Crumb, Peter Bagge, Nazario, max, Kim o Gallardo y Mediavilla realizaban sus excelentes trabajos en publicaciones de la época de los 80 como el víbora y el jueves (dos de los mas longevos) o el makoki y similares. Yo me encontraba como alguno de los antihéroes de uno de estos comic, en "La isla de Panili", pero se había despertado en mi una cierta actividad creativa y debido al consumo exagerado de todo este tipo de publicaciones, revistas, fanzines y otras cositas que no son pa leer, me dio por hacer collages mezclando personajes de todos estos artistas.
Unas veces los dibujaba copiándolos del original y otras veces directamente los recortaba y los pegaba en cartulinas, haciendo vistosas composiciones que quedaban medio bien una vez enmarcadas con paspartú incluido. La política, la música, el arte, la moda y la sociedad en general, sentía la necesidad de innovar, crecer y ofrecer algo al resto de acompañantes en ese viaje hacia la modernidad y yo no me iba a quedar atrás, ¡Coño!, que yo también vivía al lao de los otros.
Pá no cansaros, con lecciones de historia, que no es ese mi cometido, resumiré que locales como “El Okal” en Almansa, o “El makoki” (antigua discoteca Brummel”) y “El Cali Bar” en Albacete, se vanagloriaban de contar con mis creaciones en sus respectivos garitos. Lo que si pude comprobar es lo duro de la vida del artista, yo tenía un trabajo estable (menos mal) y eso del arte lo dejaba para mis ratos libres, vamos que era como una especie de Kiko Veneno de la pintura (sin ofenderse he Kiko). Las retribuciones de mis trabajos como artista, las cobraba en especies cuando iba de gira por los garitos, incluso aumentó mi lista de amistades gracias a las consumiciones gratuitas que se tomaban a cuenta de mis creaciones. Una vez saldadas las cuentas, las amistades fueron desapareciendo, como la ingrata y efímera fama.
¡Fue bonito mientras me los bebí!
El repintor que nació dentro de mi se debió de quedar sentado en algún taburete de bar, lo mío no era pintar cuadros, ¡Que leches! ¡Lo mío era la canción! Ya os contaré. ¡Diooosss cuanto arte hay en to este cuehhhpooooo!
¡Fue bonito mientras me los bebí!
El repintor que nació dentro de mi se debió de quedar sentado en algún taburete de bar, lo mío no era pintar cuadros, ¡Que leches! ¡Lo mío era la canción! Ya os contaré. ¡Diooosss cuanto arte hay en to este cuehhhpooooo!
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