Andrew, el sargento de la compañía cepillaba a su caballo al tiempo que éste se reponía en el abrevadero. Mientras, la señorita Nancy observaba quien bajaba de la diligencia que acababa de atravesar el gran portón de madera. Siong Lee el cocinero chino, tiraba el agua de lavar las patatas justo antes de ponerse a pelarlas para preparar el rancho de los oficiales, ese día sería puré de patatas con unas tiras de beicon y unas tortitas de maíz. El general Caster se encontraba preparando las tropas para un posible ataque de los apaches chiricahuas. En las inmediaciones, Cochise ya se estaba preparando con sus huestes y los indios afines a su suegro “Mangas Coloradas”. Unos minutos después, los últimos colonos de las inmediaciones tomaban aire entrecortadamente tras la carrera realizada para alcanzar la protección de los soldados, cuando lo que vieron les dejo aterrorizados.
El sargento Andrew y su caballo se estaban derritiendo por el fuego junto al abrevadero. La pamela de la señorita Nancy, se fundía junto con su cabeza que ya empezaba a desaparecer hombros abajo. El tiroteo era ensordecedor, la gente gritaba y corría hacia todas las direcciones y el descontrol junto con el pánico se apoderaban de aquellos pobres seres. El general resistió como pudo el impetuoso ataque de los apaches, pero finalmente, también el rifle que levantaba orgulloso en su brazo izquierdo empezó a deshacérsele manga abajo.
Spiderman pudo entrar montado en un camión de butano y recuperar al cocinero con algunos clicks de Famobil, pero ya nada pudo hacer por la Srta. Nancy que solo era una masa de plástico humeante. En el exterior Cochise y algunos soldados medievales del Exin Castillos seguían mermando las tropas estadounidenses.
Por mi parte, yo estaba tan metido en la situación, que en el balcón de mi casa le había prendido fuego a mi fuerte de COMANSI, ¡¡¡Gran putada!!! Mereció la pena, menuda batalla.
El sargento Andrew y su caballo se estaban derritiendo por el fuego junto al abrevadero. La pamela de la señorita Nancy, se fundía junto con su cabeza que ya empezaba a desaparecer hombros abajo. El tiroteo era ensordecedor, la gente gritaba y corría hacia todas las direcciones y el descontrol junto con el pánico se apoderaban de aquellos pobres seres. El general resistió como pudo el impetuoso ataque de los apaches, pero finalmente, también el rifle que levantaba orgulloso en su brazo izquierdo empezó a deshacérsele manga abajo.
Spiderman pudo entrar montado en un camión de butano y recuperar al cocinero con algunos clicks de Famobil, pero ya nada pudo hacer por la Srta. Nancy que solo era una masa de plástico humeante. En el exterior Cochise y algunos soldados medievales del Exin Castillos seguían mermando las tropas estadounidenses.
Por mi parte, yo estaba tan metido en la situación, que en el balcón de mi casa le había prendido fuego a mi fuerte de COMANSI, ¡¡¡Gran putada!!! Mereció la pena, menuda batalla.
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