jueves, 29 de noviembre de 2007

Lleva la espalda llena de puñalás.

Labora entre las petunias
cultiva, poda, siembra y riega.
Pétalos de rosa entre las uñas
tan solo a las flores su tacto entrega.

Le esta siendo divertida,
la viviría otra vez.
¡Cuanta gente! ¡Que movida!
¡Vaya mierda de memoria! si la tuviera de pez.

Así de fuerte es la vida cuando te da puñalás.
“Mas fuerte que el vinagre”, dice mi amigo “El puñales”
Yace como acontece, junto a cualquier apañá.
Se la sudan las señales.

De una anterior, lo contaba
“Si se lavara la boca, no me olería mal la chorra”
Le da igual la hipocresía, hacienda y la mala baba.
Todo un preciado botín y la que quiera que corra.

Se le queman las etapas
mueren unas, nacen otras y el tiempo no retrocede.
¡Se las bebe y unas tapas!
¿Será eso del destino, que a nuestra muerte precede?


PD: Dedicado a mi colega GLJ

lunes, 19 de noviembre de 2007

ENTRE LAS PATAS

Me gusta que parezca otra, que se note que me preocupo de ella, que la acicalo y la pongo reluciente para que los demás la observen. Yo soy de los de “Mas vale un bombón pá tos que una mierda pá mi solo” y por eso me regocijo cuando la miran.

Disfruto cuando me la acoplo entre mis piernas y nos pegamos un viaje agarrándola por las manos. Resulta muy agradecida, sumisa, paciente, apenas si se queja, ojalá y todas fuesen como ella.

Le prestan atención los jóvenes, los mayores y hasta los niños. No me extraña, nos ven a los dos tan agarrados, tan compenetrados, tan felices…….

La quiero y la deseo tanto que me deleita comprarle regalitos, limpiarle los bajos, mirarle la trasera, escuchar sus gemidos……. Casi todos los años le doy un tinte para cambiarle el color.

…….Y esos broncos rugidos que da cuando el semáforo cambia a Heineken…….

viernes, 9 de noviembre de 2007

¡A MI LA LEGION!

Me apuraba la penúltima copa cuando emergió de entre la muchedumbre del local una figura delgada, de mediana estatura y largas patillas a lo “Curro Jiménez”, se situó a mi espalda en la barra y pude percibir como este requería la atención del camarero chistándole insistentemente y alzando la mano derecha pasándola muy cerca de mi oreja.

Continué conversación con mi contertuliano hasta que en mi oreja izquierda sonó un ¡Ponme una Fanta! Salido de una rota garganta castigada tal vez por el exceso de tabaco y carajillos de coñac. No le di mas importancia hasta que de nuevo mi oreja sufrió mas fuerte que la vez anterior un ¡Ponme una Fanta, nene! Y al volverme instintivamente, el tipo en cuestión me espeto a la cara un ¡No me oye! …..Lo único que aprecié en unos segundos fueron sus curtidas y morenas facciones, unos tatuajes talegeros en su brazo derecho y tres puntitos azules muy significativos entre los dedos índice y pulgar de la mano. Seguí con lo mío hasta volver a escuchar un ¡Me pones una Fanta! Seguido de un puñetazo en la barra.

Sin siquiera volverme le hice un gesto a mi acompañante y nos retiramos a otra parte del local a observar los acontecimientos venideros.

El camarero se acercó y supongo que le rogaría tranquilidad, o vete tu a saber porque no llegué a escucharlo, pero el tipo lejos de tranquilizarse empezó a gritar ¡Que te dissho que me pongas una fanta! ¡Porque yo soy caballero legionario! ¿No me oyes?...... desde nuestra estratégica posición pensamos sin hablar en lo que se estaba cocinando en el local. Dos camareros salieron para apaciguar al nota, pero lejos de calmarse gritaba de nuevo señalandoles con el dedo… ¡Que los digo, que cuideao, que estao sirviendo doce años en la sexta compañía! ¡Que me pongas una fanta, cojones! El nota, más que como un caballero legionario llevaba una mierda como un general.

Se creció y lanzaba bofetadas con la mano abierta sin que acertase a darle a nadie, la gente del local empezó a largarse y en unos segundos había más personal en la calle mirando hacia dentro y partiéndose el culo, que dentro del local.

Cuando lo metieron en el coche patrulla gritaba ¡Porque yo soy caballero legionario!

Nuestro aprendiz de taliban se llamaba Policarpo, era vecino de Diego, el de “El Congo”, nunca estuvo en la legión, pero alguna película del Stallone le dejó una profunda huella en su neurona.

Ni puta idea de porque pedía una fanta pero en los ochenta los anuncios de esta marca nos cantaban “Llena de buen humor”.