LA NIÑA DE MIS OJOS

Todos los días la misma rutina… oficina, comida en el bar de la esquina, más oficina, salida del trabajo y regreso al hogar. Al abrir la puerta, una casa vacía, acogedora, pero vacía. Mi mujer anda siempre muy ocupada, que si la peluquería, que si los rayos uva, que si el cafetito con las amigas, que si vocearle a la cubana que le hace las tareas del hogar, que si ocuparse de los niños ¿¿¿???...Uiii perdón, ¡Eso no! ¡Si no tenemos niños!

Un zumo y un trozo de pan con jamón, los pies encima de la mesa del salón y el plasma puesto con las noticias… a eso de las once, ya dormido en el sofá, el ruido de la puerta de la calle y el taconear de mi princesa me despiertan de mi letargo; Hola cariño, ¿De donde vienes?... la peste a tabaco que desprende su ropa y el alientazo a alcohol al inclinarse a besarme ya restan importancia a la pregunta. Un poco después, al apagar la tele y meterme en el dormitorio, toda una cama donde roncaba mi princesa. Seguía siendo guapa, seguía estando buena, sus pechos rebosaban de la palma de mi mano, su vientre liso, su piel sedosa y morena, de playita en verano y de cabina de rayos uva en invierno, su vello púbico perfectamente cuidado a base de horas de esteticién de coños, sus largas piernas la perdición de cualquier desgraciao y su culo la obsesión de todo aquel que lo mirase. Todo un manjar que hacía tiempo que no probaba, ¡Una pena! Otro día será.

A la mañana siguiente, una ducha, un café, una tostada, un beso a la bella durmiente y a la oficina. Consultando el extracto de la cuenta del banco en Internet; un bolso de Louis Vuitton 450 €, un conjunto de lencería de Sardá 230 €, una chaqueta de Carolina Herrera 490 €, un cargo de un restaurante en el que yo no había estao en mi puta vida 150 € y el arreglo del BMW 700 €…Bueno este mes no es de los peores, total, esto con las comisiones que me llevo y un poco mas de trabajo, lo soluciono. Con haber terminado de pagar las letras del préstamo que pedí cuando le abrí la boutique, me doy por satisfecho, aaaahh lo hice para que no se aburriera y si a pocas me arruina, ¡Menos mal que la cerramos!

Antes de ir a reunirme con unos clientes, pasé por casa a recoger mi ordenador portátil. Serían las once de la mañana y al entrar en el garaje me fijé en una Harley de esas de chulo de playa muy bonita que estaba aparcada en la acera, era preciosa, con esos cromados y esas ruedas tan gordas… al entrar en casa lo primero que vi fue una chupa de cuero negra y naranja colgada del perchero de la entrada, al dar dos pasos, en el suelo de la esquina del salón había tiradas unas botas de cuero, la cosa pintaba mal pero cuando vi unos boxers a cuadritos en medio del pasillo, me asaltó un estallido de adrenalina que bien pudiera haber terminado en tragedia. Me agaché y fui sigilosamente hasta el dormitorio, asomé un poco la jeta por el quicio de la puerta, y ahí me vi al dueño de la moto dándole a mi princesa una sesión de polla, a cuatro patas con un fornido y tatuado brazo que le tiraba del pelo hacia atrás mientras que con el otro le azotaba el culo que ya tenía rojo de los palmetazos. En un brusco movimiento y sin soltarle la cabellera se la sacó de detrás y se la enchufó en la boca a la vez que la abofeteaba, pensé que le estaba haciendo daño, pero no, a mi princesa le gustaba…me fui sin que se dieran cuenta.

Si me separaba, se quedaba con todo, si hacía alguna locura propia de la situación, pasaba a engrosar las listas de violencia de género. Ahora entendía algunas miradas y comentarios de la gente del barrio. Me callé, vendí la casa diciéndole que era para comprar otra mejor, vendí todas mis acciones, los dos coches y le mentí sobre un viaje sorpresa al caribe.

Ahora vivimos en la República Dominicana, de vez en cuando le arrimo un guantazo para que se de prisa en hacerme la comida (aquí no hay ministerio de la igualdad), la tengo trabajando de puta en un garito, los bolsos que le regalo me cuestan 2 € en los mercadillos locales, cuando quiero correrme simplemente la engancho del pelo y le meto la polla en la boca. Me hice unos tatuajes y como aquí no existen los concesionarios de Harley me compré un escooter de 49 cc para moverme por los chiringuitos. De tomar caipirinha en las hamacas me puesto muy moreno.

Creo que somos muy felices, yo tengo a la niña de mis ojos y ella a su chulo de playa.