martes, 28 de agosto de 2007

¿TE LA PONGO EN SON?

Parado en cualquier camino, en medio de cualquier sitio entre pueblo y pueblo manchego, me relajaba viendo las olas que se forman en los bruñidos trigales mecidos por los calidos vientos de verano. La siembra ya esta para cosecharla. A lo lejos en una ladera cercana, encima de una carrasca se ve un águila perdicera. Con el paso de las maquinas por los bancales se remueve la pequeña fauna local y se activa el ciclo biológico. Culebras, ratoncillos, comadrejas, perdices, liebres, lagartos y demás animales aprovechan para subsistir unos de otros. ¡Es ley de vida! Que diría algún sabio anciano. Lejos de parecerme a mi apreciado Rodríguez de la Fuente, mi historia va en otro sentido.

Por fin, en una loma veo aparecer una cosechadora. Sigo por el camino y al final del bancal veo un tractor con su remolque y otro que se aleja cargado de trigo hacia la era de la finca. Detengo mi furgoneta junto al tractor, bajo y me dirijo hacia el tractorista. ¡Güenos días! ¡Buenos días! ¿Qué viene, a aviar la maquina? ; Si, voy a ver que le pasa. A lo lejos se ve un rebaño de ovejas junto al pastor y su perro. El maquinista se acerca segando hasta nosotros, detiene el corte de cinco metros, los demás controles de la maquina, descarga una tolva en el remolque y se apea de la cabina. ¡Ya era hora! Si tarda usted un poco mas, me cuezo ¡Menudo palomo que casca! A ver si me pones el aire acondicionao en son, que así no hay quien aguante. El hombre lleva razón, si hay cuarenta grados fuera, dentro de la cabina hace unos cincuenta y tantos. Un infierno. En la parte del motor donde me toca operar, tampoco hace frío, otros pocos grados más que en la cabina. En fin, subo a hacer mi trabajo mientras veo que el pastor y su rebaño están ya a unos pocos metros. Normal, un tío solo la mayor parte del día no tiene muchas oportunidades de charlar, así que las aprovecha todas. A los pocos minutos bajo a por alguna herramienta que me hace falta y me topo de bruces con la pregunta obligada del pastor ¡Qué pahhaa! ¿A poner la maquina en son? ; Pues si vamos a ver si la arreglamos. A lo lejos un todo terreno se acerca, es el del capataz de la finca. Aquello empieza a parecer una miniferia agrícola. Preguntita del capataz ¿Qué pahhaaa, se avía o no se avía la maquinaria? ; Pues en ello estamos, ya me queda menos. ; Ale venga apúrate que tenemos que terminar de segar to esto antes de que llueva, can dissho que vie un nublo. Termino mi faena, compruebo todo y me despido del personal que sigue hablando de sus temas; cosecha, caza, lindes, etc.; Adiós, adiós.

De vuelta, paro en el primer pueblo, uno de esos de 20 o 30 habitantes, la mujer de sayas negras y delantal gris a la que le pregunto por el bar, mira la furgoneta del servicio técnico y pregunta; ¿Kas venio hijo, a ver la maquina del Avelino? Si, si señora, ya la hemos arreglao. Entro en el bar con el mono de trabajo. El dueño y el único cliente del local, un abuelo de los de boina y garrota, preguntan ¿Qué, a poner alguna maquinaria en son? Pues si, si, mire. Mientras me como un huevo frito y unos chorizos mojando un costero de pan del pueblo, otro oriundo hace acto de presencia en el bar. Su aguda mirada estudia la situación mientras se pide un carajillo de coñac ¿Supongo que no hace falta que os diga lo que me preguntó? Pues si, eso mismo que estáis pensando.

Aún así, me encanta esta España nuestra, tan cercana... tan cotidiana... tan predecible... tan simple... perdón, quería decir... tan sencilla.

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