jueves, 9 de agosto de 2007

DE RONDA CON RONDEROS

El garito estaba a la espalda de la plaza de América, en Oviedo, donde yo viví un tiempo. Programábamos para la caja de ahorros de Asturias y al salir nos tomábamos unas copas en ese local, era de buena clientela y entre otros aparecía el alcalde por allí de vez en cuando. El barman era muy educado y agradable, y casi nunca hacia preguntas personales o comprometidas, sabía muy bien su oficio y se le notaba todo un profesional. Con el paso del tiempo fue cogiendo confianza y una noche nos presento a un tal “Ronderos” que ya no recuerdo si era su apellido o un mote. El tipo en cuestión se dedicaba a recaudar las cajas de varias gasolineras que tenía su padre por la región y según un secreto a voces de sus más allegados casi todas las noches llevaba en el coche, de dos a tres millones de pesetas. Cuando acababa su gratificante tarea recaudatoria se pasaba por el Pub, supongo que para evadirse un poco del trabajo realizado.
Desde el primer momento que me lo presentaron supe que era un gilipollas integral, pero como al parecer gozaba de buena estima entre sus contertulios me retuve momentáneamente de mandarlo a la mierda, solo por deferencia hacia sus acompañantes. Noche tras noche lo aguantaba cuando aparecía y las conversaciones con él cada vez tenían mas pinta de acabar mal. Fuese cual fuese el tema, el siempre te dejaba a la altura del betún. El personaje después de dejarnos a nosotros se largaba a fundirse la pasta de su viejo en putas y claro una noche no pudo resistirse a que sus nuevas amistades de Albacete, le acompañaran a su local de alterne preferido.
El club, la verdad es que era muy selecto, las señoritas se paseaban entre los clientes en ropa interior, con medias y ligueros muy sugerentes, se notaba cierto nivel entre los asistentes y uno tenía la sensación de no estar en un garito de maleantes, incluso se respiraba limpieza y las tías la verdad es, que estaban muy buenas. “El generoso”, se empeño en que eligiésemos cada uno la que quisiéramos, que lógicamente el polvo corría de su cuenta y algunos así lo hicieron. Pero yo vi la oportunidad que estaba esperando, no por que no me apeteciese, la verdad es que llevaba la solapa del traje manchada del hilillo de baba que me caía desde la boca, pero mi orgullo/chulería y mis ganas de mandarlo a tomar por donde amargan los pepinos me pudieron más.

¡Me estas ofendiendo!, le dije. En primer, lugar porque pienses que necesito venir a estos sitios para follar. Además me estas defraudando, pensaba que un tipo como tu tendría todas las tías que quisiese sin necesidad de pagar… y por ultimo, yo trabajo y aunque tenga mucho menos dinero que tu, me da de sobra para tomarme unas copas y pagarme un polvo.

Al club, volví otro día a dejarme un sueldo.

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