jueves, 2 de octubre de 2008

¿QUÉ TE APUESTAS?

La última vez que nos fuimos los dos a “tomar algo” debiéramos haber acabado en el hospital, pero al amanecer cuando lo acerqué a su casa solo acertó a despedirse con un “ME MUERO”. Hace ahora unos seis años que le volví a ver. Me comentó que estaba viviendo fuera, se había quitado de manera natural unos 20 kilos de peso que le sobraban y había recuperado su gusto adolescente por la vestimenta de “niño bien” o dicho de otra manera me tuvo que llamar varias veces y mientras me acercaba pensaba ¿Quien coño es ese con pinta de pijo madrileño que me esta voceando?

Nuestro protagonista de hoy regentaba un garito por la zona de la universidad que se llamaba el “Flinstone”, supongo que al final el local se ganó el nombre por derecho propio debido a la cantidad de piedras de coca que se picaron en la trabajada barra. Las veladas que pasé a puerta cerrada fueron en general muy, muy surrealistas. Entre el espeso humo del local y la poca luz existente se adivinaban las siluetas de los notas mas destacados de la alta y baja sociedad de Albacete. Pepe, “El Nazi” para los amigos, administraba el local con una complacencia digna de los mejores taberneros de antaño. De apariencia bonachona y jocosa para la mayoría y de tipo poco recomendable para los que se atrevían a desafiarle.

Por poneros un ejemplo de cómo se las gastaba cuando se le hinchaba la vena del cuello, os contaré que una de esas noches de martes o miércoles de invierno donde el resto de mortales hace horas que duermen, a Pepe se le metieron cuatro gitanos de esos acostumbrados a que la gente corriente les tenga miedo y creyeron poder usar esa misma arma para vacilarle a él. Lo que cualquier persona normal hubiese hecho, hubiese sido tratar de largarlos sin tener que usar la violencia, o llamar a la policía o cualquier otra cosa…. Pepe no. Pepe era un pelin más contundente. Pepe salió de la barra y cerro la persiana del bar quedándose encerrado con los gitanos vacilones y con el par de clientes que pudiese haber a esas horas y ni corto ni perezoso empezó a repartirles una ronda de guantazos que cuando ya se lanzaba a por el tercero de ellos, estos le pidieron por favor y con toda la educación que eran capaces de derrochar que se calmase y que les dejase marchar… Así se las gastaba Pepe, sin anestesia ni ná.

En otras ocasiones su lado más infantil le prodigaba pesadas bromas. Una de las más sonadas fue la de apostarle a un criaturo con un scooter que le ganaba una carrera con su BMW. ¡PERDIÓ! Su coche acabó arrastrando el techo en una rotonda. ¿La apuesta? ¿Y eso que importa? Que más da.

Otro personaje de los que el solito da para un Best-seller.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Nene, te pasa cada cosa, no puedo dejar de sonreir cada vez que leo algunos de tus escritos. Besos pal manchego

Anónimo dijo...

creo que tu tambien das un buen best-seller cuerpoo..no tienes tu na corrio, la madre que te parió jaj un beso y sigue asi, lo haces divino,,,bueno, ejem, como muchas cosas..beso cuerpoo