La vejez las atrapó sin que se dieran cuenta.
Andaban como siempre, en una terraza de bar comiendo pipas y bebiendo cerveza. Cuando quisieron unirse al resto de transeúntes ya fue demasiado tarde. Se habían convertido en unas viejas cacatúas devoradoras de pipas.
Otras vivieron sus vidas.
1 comentario:
Hola, entré a tu blog por casualidad, pero decidí quedarme como seguidor.
Aprovecho la oportunidad para invitarte al mío.
Un abrazo desde Argentina.
Humberto.
www.humbertodib.blogspot.com
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