martes, 20 de noviembre de 2012

Un trabajo que merece la pena.


Si. Después de unos largos meses desesperantes, por fin encuentro una ocupación que creo me va a durar mucho tiempo. Tengo faena para rato.

Escogí un nombre al azar de una larga lista y me puse a investigar por Internet. Imágenes, rutinas, direcciones, aparecía hasta en la wikipedia, “manda cojones”. Me entero de que pierde un ojo jugando con su hermano de pequeño. De adolescente se dedica a perseguir a los hijos de los rojos y darles palizas y de toda su vida obra y milagros hasta nuestros días. Que por cierto no tiene desperdicio alguno. La verdad es que me entretiene bastante este nuevo trabajo mío.

Un día decido que ya estoy preparado para pasar a la acción. Me desplazo hasta su ciudad y espero pacientemente por sus dominios, demasiados para controlarlos todos, por lo que me centro en el chalet de Platgetes de Bellver.

Gracias a un software telefónico me entero de que al día siguiente comerá en “El Canyar”, un conocido restaurante en la calle Segorbe, en pleno centro de Valencia. Allí que me desplazo, reservo una mesa y espero pacientemente saboreando un excelente Carmelo Rodero de entre las más de ocho mil botellas de la bodega. Por fin le entraron ganas de mear al hijo de puta. Fue fácil, rollo talegero, cuatro punzadas bien profundas en su recién estrenado hígado y a otra cosa. Un Carlos Fabra menos que juzgar. Así soy yo, ahorrando dinero a los contribuyentes.

Tengo una lista de 730 imputados en casos de corrupción política. Ya no estoy en el paro.

Me voy a Sevilla, me encanta el farlopero Javier Guerrero, el de los ERE de Andalucía.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Ni para limpiar el establo



Hace años me resultaba sencillo ganarme unos centavos para mis vicios.

Almorzaba el pastel de manzana y la limonada de la Sra. Abbot mientras cambiaba las añejas maderas de su porche o compartía una cola con el viejo Sr. Radford tras repararle el surtidor de su gasolinera. Eran otros tiempos.

Ahora, después de haber trabajado como ayudante en la campaña del gobernador Nelson, de haberme codeado con los mejores ejecutivos de la Oldwyn Company, de reunirme en Washington con un montón de jefazos y de horas y horas de vuelo y carreteras, ahora, digo, a mis 46 años, es misión casi imposible ganarme un sustento.

Ni siquiera la Sra. Eddrick dejó que le limpiase el establo por un tarro de compota de ciruela y unas tortitas de maíz, me dijo que ya se lo hacía mejor el pequeño de los Parrish.

A saber lo que le “hacía mejor” el pimpollo a la vieja chocha.

Seguiremos intentándolo.

lunes, 17 de septiembre de 2012

Perder hoy



Solo fue un puñetazo. O al menos, eso es lo que me quisieron contar.

Yo, como siempre, no recuerdo nada. Me tengo que creer lo que me cuentan y hacerme una composición de lugar. Lo que si es cierto es que al día siguiente me dolía la boca, el pómulo derecho, el hombro izquierdo y las costillas que protegen el corazón, tenía hematomas en ambos antebrazos y en los codos, las dos piernas con pequeños rasguños, aparte de un hermoso chichón en la parte trasera de mi coco……¿????? ¿Quién me golpeó? ¿Mike Tyson?

Creo que no. Un golpe del Sr. Tyson me hubiese arrancado la cabeza al instante. Supongo que con la borrachera en su punto álgido, hasta una nenita hubiese podido soplarme y caer redondo al suelo. ¿????

Perder hoy. Dicen que es el primer paso para ganar mañana.