Cuando alguien tiene una vida anodina, se preocupa demasiado
por lo que hacen los demás. Eso le pasa a la que fue vecina mía por unos años.
Una bruja rancia que ya había regañado con medio vecindario
cuando aterricé a vivir arriba suyo. Solo, sin niños, trabajando fuera todo el
día, sin ruidos ni molestias, aún así me denunció casi por todo lo que pudo,
inspectores del ayuntamiento por el aparato de aire acondicionado, policía
local por ruidos un viernes a las 12:30 por un fiestón que teníamos montado mi
pareja y yo (ambos inclusive) y demás intentos de joder por lo que fuera.
Se la llevan los demonios que el resto de mortales tenga una
vida. Al final con la mierda esta de crisis, no pude hacer frente a la hipoteca
y conseguí una dación en pago.
Una magnifica familia gitana, con sus pequeños vástagos
acaba de hacerse propietaria del inmueble.
Solo espero que abuelos y demás amigos y familiares no dejen
de visitarlos frecuentemente y celebren numerosos encuentros en esa maravilla
de patio. Les deseo lo mejor.
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