Si, eso fue lo que me dijo mi querido Julio Iglesias un día
que cenábamos en su yate, atracado en Puerto Banús.
“Tío, tú si que eres una puta leyenda”, me soltó mientras
levantaba su copa de Moët & Chandon,
invitándome a brindar. “
“No es para tanto Julio”, le espeté con cínica y falsa
modestia.
No sabía a que se refería, pero como ya era la cuarta
botella que nos descorchaban, me daba realmente igual. Sería la famosa exaltación
de la amistad.
“Mañana te vienes conmigo a Miami, te tengo que presentar a
unos amigos”, volvía Julito a la carga.
“Mañana tengo que barrer el portal. Es que me toca esta
semana”, le dije como primera excusa.
“Jajaja, eres un puto genio, heeeeyy”
Y alzaba de nuevo su copa.
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