miércoles, 8 de mayo de 2013

Señora con posibles, se busca.



El juez no se creyó que los millones de euros que tenía en una cuenta en Suiza los hubiera obtenido de la subasta de un sofá viejo por ebay y de la venta de unos duros de plata del tío sentao, herencia de mi abuela. Embargado todo mi patrimonio y liquidez, no me quedó otra que hacerme gigoló. En mi contra jugaba que ya tenía edad como para pensar en la jubilación. No obstante me armé de valor y puse un anuncio en Internet del tipo “Se busca señora con posibles que me retire del mercado…y blablabla.”

Pasados unos días, recibí un correo de esos escritos en castellano-indio en el que se intuía que alguien había leído mi anuncio. Era de una dama rusa que intentaba explicarme su condición de viuda adinerada, que le gustaba mucho España y que si nos entendíamos podíamos hacer un apaño. Lo primero que me vino a la mente... “Será un jodio cardo, fijo”.

Cuando me mandó ésta y otras fotos, miré hacia arriba buscando la cámara oculta. No podía ser verdad, alguien me tomaba el pelo. Como no tenía nada que perder, seguí el juego. Chateábamos en el ordenador, empezó a llamarme por teléfono y para no alargarme mucho os diré que llegó el día en el que ella se desplazaba a España para conocerme.

Fui a recogerla a la estación y como yo aún no me creía nada, le dije a un amigo que me acompañara y aguardase a unos metros por lo que pudiese pasar.

Me la levantó allí mismo, en la estación. Cuando no están viajando, reposan en “El Cucurucho” en Sotogrande, donde la viuda adquirió una humilde mansión.

Poco después encontré trabajo por cuatro perras, en un puesto de fruta en el mercado, propiedad de una vieja chocha y sorda que me pellizca el culo cuando le apetece.

Porca miseria….