
La fortuna no iba a venir por ese lado. Así que lo mejor sería probar en otro sitio. Con las mismas me calcé mis RayBan SunGlasses graduadas y me fui directo a una oficina de Bancaja que hay cerca del Altozano. Como no portaba pistola y la navaja que llevaba era para cortar el salchichón del almuerzo, me fui directamente al interventor que era el único que no tenía gente esperando y le empotré dos guantazos con la mano abierta al tiempo que le gritaba ¡¡¡HIJOEPUTA, Ya me estas soltando to la pasta que tengáis en una bolsica!!! ¡¡¡CABRON!!! Las hostias sonaron bien. Mientras se las daba incluso pensaba “Joder, que ganas tenía de hacer esto”.
El juez se enrolló bastante. Solo una sanción económica y la obligación de acudir al psiquiatra durante algún tiempo.