
Un haz de sol que entraba por la ventana alcanzó mis ojos.
Mientras me incorporaba obtusamente en la cama y me llevaba una mano a la sien, solo acertaba a comprender que la noche anterior me había bebido dos bodegas. Nada nuevo hasta que pisé unas bragas y empecé a recordar que Richard había triunfado y volvimos a casa con una fémina. Miré a mí alrededor buscando a la dueña de la lencería sin mucho éxito. Hasta que llegué al baño. Al verla tan morada le tomé el pulso y la sentí muy fria. Entendí entonces que Freddy se había pasado con sus invitaciones.
Ahora solo queda Chocho Lindo para contarlo.
.