viernes, 28 de marzo de 2008

LEARNING TO FLY

Sus torneados ojos marrones apenas se reconocen detrás de su impenetrable flequillo. Siempre me he preguntado como puede estar tan atento a todo lo que acontece a su alrededor, yo sería incapaz de coscarme de nada con semejante cortina de pelo tapándome la visión, pero él, no solo permanece avizor, sino que además es capaz de seguir con la cabeza a un mosquito que pase volando cerca de su espacio mas inmediato.

Su pequeña estatura y su corta edad (5 años) no son impedimento para que se suba a todo lo que está a su alcance, las sillas, las mesas, los sofás y el pollete de las ventanas suelen ser sus objetivos más deseados. Su agilidad y su fuerza se desarrollan por instantes gracias a esa inquietud que le genera la curiosidad de su corta edad, la ambición empleada en la exploración de todo lo que le rodea le convierte sin apenas darse cuenta en un decatleta en miniatura.

Fue esa misma curiosidad la que en un soleado día que me encontraba absorto en uno de esos zafarranchos higiénicos en el hogar no advertí por unos instantes que cerca de la ventana abierta permanecía un sillón que había desplazado de su sitio para la mejor realización de las tareas marujiles…. Tan solo un segundo de descuido fue necesario para la tragedia.

Sus ansias de descubrimiento le empujaron sin pensarlo a trepar hasta la ventana y yo que en ese descuidado momento me encontraba de espaldas a ella tan solo pude escuchar un fuerte “CLOOON” seguido de un largo quejido proveniente de lo más hondo de su joven garganta. Ni siquiera me asomé. En unas milésimas de segundo comprendí lo que había pasado y salte desesperadamente por encima de los obstáculos que me impedían el acceso a la puerta de la casa y bajé los escalones de cinco en cinco hasta el portal y cuando abrí la puerta de la calle lo que vi, fue lo que me temía… su pequeño cuerpecito permanecía tembloroso tumbado en la acera sin siquiera poder emitir sonido alguno, me arrodille ante él para cogerlo delicadamente y en mi ademán de alzarlo para su traslado le arranque otro quejido que me inundo el alma de una tristeza infinita.

Postrado en la mesa del quirófano palpaban una y otra vez su cuerpecito en busca de las lesiones ocurridas…en los repetidos cruces de miradas siempre encontraba el mismo movimiento de cabeza del facultativo…de izquierda a derecha.

¿Nada?
Nada.
¿Ni siquiera una pata se ha roto este cabrón?
Nada; me respondió el veterinario.

Lo único que estaba era cagao de su experiencia voladora, se había caído (o tirado) desde un primer piso a la calle, pero cuando volvíamos en el coche, el hijo de puta ya se ponía en pie en el asiento para asomarse por la ventanilla y al llegar a casa aunque cerré la ventana tan solo tardó unos segundos en volver a subirse al pollete de la misma.

Es un “West Highland Terrier” blanco, simpático y despistao, muy despistao, otro día por la mañana cuando cruzaba la calle lo golpeó un coche , por la tarde ya se meaba en las ruedas de los demás sin acordarse de que ese gran “monstruo metálico” casi acaba con su vida hacía tan solo unas horas.

Simpático, despistado…que lindo perrito ¿A ver si va a ser que está como una puta cabra?

Ea pos eso será, Dios los cría y ellos se juntan.

martes, 25 de marzo de 2008

ME SUPO MAL

Ella no quiso reconocerlo pero lo nuestro ya no funcionaba, nuestras veladas ya no ofrecían la insolencia de antaño. Los domingos por la tarde tampoco mejoraban, cambiábamos una y otra vez y nada… aquello no se arreglaba. A medio día, por la noche, siempre igual, nada nos satisfacía…

Vestida de negro, olvidada en un cuarto, cubierta de polvo… de ese polvo que vuela entre el rayo de luz robado al sol por una rendija de la carcomida ventana. Junto a una colcha vieja de mi abuela. Frente al marco dorado con la fotografía de mi comunión, allí se quedó…

Como ya os comenté hace poco me enamoré y finalmente me compré otra, y claro a esta tuve que dejarla en el trastero… ¡Me supo mal, peeero!

Como diría algún Heredia ¡Asin es la vida!

martes, 18 de marzo de 2008

EL MELGO, EL CHIFARRA Y EL MARRANO

Cualquier oriundo de Albacete sabe donde se encuentra “El Cerrico”. Es un antiguo barrio al lado del también conocido “Las seiscientas”, ambos habitados por gente humilde y trabajadora que conviven entre chorizos, maleantes, camellos, drogadictos y alguna puta que otra. Básicamente como en cualquier otro barrio de la ciudad. ¡Que hasta en los mejores distritos encontramos de todo lo anterior oiga!

Los personajes del título de arriba son tres hermanos gitanos que viven a caballo entre la cárcel de “La torrecica” y su barrio.

El melgo” el menor de estos tres hermanos nunca ha destacado por nada en particular, vive a la sombra de los otros dos y lo único que acertaba a maquinar el solito era hacerle creer a algún pardillo que pasaba chocolate y entrar en un estudiado portal con el dinero saliendo por una ventana o una puerta trasera. Cuando no era un pobre inocente el que le preguntaba por alguna sustancia prohibida su frase favorita era “no me queda ná, si fueres venío en antes”.

El de en medio, “El Chifarra” se llama Manolo. Es el más “espabilao” de los tres, fue, en otros tiempos, uno de los principales camellos de caballo que salieron de la escuela del “Bar Colón”, junto con “el moro”, que no era moro, que era gitano, pero se apellida morales, “el juanra”, “el cande”, "el chino", "el modes" y otros cuantos que dan para otras muchas historias. Entrar en la casa del chifarra o en la de algunos de estos personajes era entrar en otro mundo totalmente surrealista, la escena de la niña de trainspotting pude llegar a vivirla una docena de veces aunque por suerte nunca terminó igual que en la película.

Y por ultimo, el mayor de ellos, “El Marrano”. Cuando teníamos 12 o 13 años nos quitó a mi amigo Juan y a mi, sendos relojes a punta de navaja en el conocido parque de “Los jardinillos”. Para que os hagáis una idea imaginaros enfrente al mono malo de “El planeta de lo simios” diciendo; ¡Darme los relós o los rajo! Y nosotros claro esta, se los dimos.

Entrañables personajes como los de cualquier ciudad del mundo o los de cualquier novela de ficción, pero estos con una graciosa peculiaridad, son manchegos, son reales y viven en mi ciudad.

Corpulento, bien carado,
patillas bajas de barba cerrada.
De mejillas abultado,
de color robusto y frente holgada.

Pelo negro y corto,
ojos garzos, serio de nariz.
De viruelas picado el rostro,
avizor y alerta siempre a un desliz.

Leyendas corren por la serranía,
donde al bandolero, todavía…
Se le mira con cierta clemencia e incluso simpatía.

PD: Por cierto, si yo no soy un bandolero ¿Por qué tengo este pedazo de trabuco? Jaaajajaaaaaa jaajajaaaaajaja aaaiiin que me troncho

lunes, 10 de marzo de 2008

FLECHAZO

Cuando la vi supe que quería pasar el resto de mi vida con ella, el corazón se me salía del pecho, latía tan fuerte que llegué a asustarme, era perfecta, jamás había visto nada igual. Desde ese mismo instante me enamoré, lo que sentí fue muy profundo…

Tenía todo lo que yo podía desear, pantalla de 60”, TDT, tecnología LCD, Pixel Plus HD….